Bienvenido/as a mi Blog! Aquí podrás encontrar publicaciones exclusivas sobre psicología y migración. Mi objetivo es comunicar y divulgar sobre estas temáticas, y ayudar a quienes hayan migrado o estén interesado/as en hacerlo.

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MIGRAR ¿Cómo afecta a nuestro psiquismo?

Migrar es una experiencia movilizante para cualquier persona que lo transite. Llegar a un país nuevo, con una cultura y costumbres diferentes, es atravesar inevitablemente por muchos cambios en distintos aspectos de nuestra vida. Ya sea, en nuestra rutina y hábitos cotidianos, como también estar lejos de nuestros afectos y país de origen.

Esto se va a ver reflejado en nuestro psiquismo y vida emocional. En mayor o menor medida, vamos a atravesar por los sentimientos propios del desarraigo, duelos y crisis personales.

Por eso, la migración es un proceso por el cual experimentamos emociones intensas y ambivalentes. Desde la felicidad, el entusiasmo y la ilusión por un nuevo comienzo, como también la angustia, la nostalgia y la ansiedad frente a este gran cambio.

Es importante ser conscientes de que estamos atravesando por este proceso y que estas emociones son parte del mismo. Y que si bien, el vivir en otro país se suele asociar sólo a momentos de felicidad y disfrute, también puede que no siempre sea así, y ¡está bien!

También, hay que tener en cuenta que cada migración es distinta y no todos la atravesamos de la misma manera. Va a depender de la subjetividad, personalidad y contexto de cada uno/a.

¨Emigrar nos transforma¨

¿Verdadero o Falso?

Emigrar es un proceso transformador y trascendente para la vida de las personas. Porque nos ubica en una situación donde tenemos que comenzar de cero. Es decir, construir de cero nuevos lugares de pertenencia, nuevos vínculos, un nuevo hogar, un nuevo trabajo, entre otras cosas.

Todos estos cambios nos van a implicar un gran gasto de energía psíquica, poniéndonos a prueba en muchos aspectos de nuestra vida. Sumando, los duelos por lo que vamos a atravesar por la pérdida de los vínculos afectivos que dejamos en nuestro país.

Si bien, el acto migratorio puede ser un conflicto para nuestro psiquismo, también pueden haber cambios que nos favorezcan y nos hagan aprender mucho sobre nosotros.

Por un lado, en nuestra forma de pensar, ampliando nuestra mirada sobre la realidad. Así, comenzamos a cuestionarnos nuestros pensamientos, hábitos y estilos de vida.

También, vamos a desarrollar nuevos recursos frente a distintas situaciones que se presenten en el nuevo lugar. Incluso a veces, sorprendiéndonos de cómo actuamos en esos momentos, tal vez, muy distinto a lo que hubiéramos hecho en nuestro país de origen.

En general, uno no elige cambiar de un día para el otro, sino que ocurre porque el mismo contexto nos lo exige. Muchas veces, obligandonos a salir de la famosa “zona de confort”.

Si bien cada experiencia migratoria es distinta, en mayor o menor medida, siempre va a haber un crecimiento y maduración personal. Lo cual sucede, porque el propio viaje lo va a requerir, teniendo que ser flexibles y abiertos frente a nuevas circunstancias.

Por todo esto, podemos decir que es verdadero, migrar nos transforma de alguna manera.

Emigrar implica un duelo

Cuando emigramos, vamos a atravesar inevitablemente por un duelo. El cual, va a ser vivido por cada persona de manera distinta, siempre dependiendo de la subjetividad, historia y contexto de cada una.

Esto ocurre por las pérdidas de todo aquello que quedó en nuestro país de origen. Por un lado, nuestros vínculos afectivos, como la familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo o personas con las que compartíamos nuestra cotidianidad.

Además, sufrimos por la distancia con nuestro medio ambiente, el cual está cargado de valor emocional, por todo lo vivido allí. Como el antiguo hogar, el barrio, la cultura y costumbres de nuestro país.

El duelo por el que transitamos, por la separación y pérdidas propias del proceso migratorio, muchas veces es a nivel inconsciente y puede ser muy doloroso para algunas personas. Esta es una de las razones por la que la migración es un proceso complejo para nuestro psiquismo, donde afloran emociones intensas de angustia, culpa, nostalgia, entre muchas otras.

Para aquellxs que estén atravesando una experiencia migratoria, es recomendable que puedan tener un registro de cómo se sienten y el porqué. Es por esto, que la terapia ayuda mucho en estos casos, nos sirve para trabajar en estas pérdidas en función de nuestra propia historia, y así adquirir nuevos recursos para afrontarlas.


Hablemos sobre la angustia

Una de las emociones más recurrentes cuando emigramos es la angustia. La misma, se va a manifestar de diferentes maneras en cada persona. Esto es sumamente normal, y en cierta medida es sano que la misma aparezca.

Sentirnos angustiado/as suele tener una connotación negativa, y a veces, se lo asocia únicamente a la depresión o a algún otro trastorno psicológico.

Es importante tener en cuenta que la angustia no siempre nos lleva por un mal camino. Hay que saber identificarla y descifrar qué es lo que nos está transmitiendo. Muchas veces, la sentimos y no sabemos por qué. Por ejemplo, mientras estamos viajando y viviendo un montón de cosas lindas, y de repente aparece.

A veces, esta emoción se presenta para advertirnos que algo no va bien, algo más bien inconsciente. Es por esto, que debemos contemplar a la angustia como una aliada. No hundirnos en ella, sino tratar de identificar qué es lo que la genera y de dónde proviene.

Esto lo podemos hacer hablando y asociando al respecto, y es acá donde la terapia puede ayudarnos a revelar aquello que nos está angustiando, y así calmarla hasta que desaparezca.